martes, 25 de septiembre de 2007

EL VIAJE CHAMÁNICO



Entre los antropólogos existe una larga y antigua polémica sobre los métodos empleados por los chamanes para propiciar sus estados de trance.
Ya desde los primeros estudios antropológicos se conoce el método rítmico percusivo para propiciar estos viajes del alma. Los chamanes se han descrito siempre como músicos y bailarines, entregados a cantos y danzas frenéticas que culminan con estados de éxtasis que facilitan la salida de su alma y el viaje a las regiones espirituales.
Pero el uso de plantas psicoactivas como método para desplegar la rica imaginería que habita en la mente humana, sólo ha sido conocido y estudiado seriamente en las últimas décadas. Quizás porque se han conocido más recientemente, hay una mayoría de estudiosos que creen que los métodos químicos de alcanzar el éxtasis representan una degeneración de métodos rítmicos más antiguos.
Seguramente tenemos muy grabado en nuestro subconsciente la imagen del "buen salvaje" tocando su tambor y bailando en contraposición al indígena drogadicto y degenerado.
En la última década, algunos grandes etnobotánicos, como Ott, Mckenna, etc.. han aportado su opinión contraria a la corriente principal del pensamiento. Para ellos, el chamanismo químico es el original, y los métodos rítmicos, una mala copia posterior.


¿Cuál es el método original y cuál no? No hay una respuesta segura en estos momentos, pero sí hay algo importante en esta polémica, y es saber que existen muchos métodos para alcanzar los estados extáticos. En este artículo vamos a describir y analizar el método chamánico a través del sonido rítmico percusivo.

En la práctica
Para propiciar un estado mental que ayude a realizar el viaje chamánico, es necesario escuchar un sonido rítmico de 205 a 220 golpes por minuto. Este ritmo induce al cerebro a producir ondas cerebrales lentas, de entre 7 a 4 ciclos por segundo, o menos.
En las sociedades tradicionales, el sonido rítmico percusivo se logra con un tambor que, no en vano, es uno de los elementos más preciados del chamán. Los tambores chamánicos suelen ser anchos y profundos para propiciar un sonido grave y prolongado. Son de formas y materiales diversos a lo largo del mundo. Algunos se realizan a base de coteza de árboles, con un parche de piel de animal. Otros son simples calabazas ahuecadas. En algunas zonas tienen un parche, en otras, dos. Algunos son rústicos, y otros están bellamente adornados con símbolos que recuerdan los viajes que el chamán realiza con ellos. En cada lugar, los elementos naturales y culturales hacen que el tambor tenga unas u otras características.
En la práctica, es necesario que alguien toque el tambor a fin de que el psiconauta pueda estar libre para realizar su viaje interior. Las sesiones deben realizarse en un lugar tranquilo o al aire libre. Se buscará la noche y una iluminación escasa, mediante velas o la luz lunar. Debe evitarse la toma de alcohol, medicamentos, estimulantes etc..
A una señal del viajero, el auxiliar comenzará a tocar a un ritmo de 205 a 220 golpes por minuto (3 o 4 por segundo). Evidentemente el auxiliar debe haber practicado antes el toque del tambor, ya que no es facil hacerlo bien a la primera. El toque de tambor debe prolongarse hasta unos 10 minutos.
El viajero se tumbará en el suelo, cubriéndose los ojos con el brazo. Respirará de forma calmada y profunda para relajar su cuerpo y su mente. Una vez logrado un estado de calma interior, deberá visualizar una entrada en la tierra. Debe ser un agujero que haya visto con anterioridad, a fin de que sea una imagen bien definida. La entrada puede ser un simple hoyo, una madriguera, una cueva o cualquier oquedad sin importar su tamaño.
El viajero pronto se encontrará desplazándose por una cueva larga e interminable que se introduce en la tierra. Al principio será un movimiento horizontal, o levemente descendente, pero en un momento determinado tendrá la sensación de caer. Será una sensación agradable y libre de temor, que puede prolongarse unos minutos.
De repente la imagen del túnel dará paso a una abertura por donde entra luz : es la salida al mundo subterráneo. El psiconauta saldrá a ese mundo, que es muy similar al mundo cotidiano. Podrá desplazarse volando a través de él, o descender a tierra. El aspecto de este mundo interior es diferente para cada persona, pero suele presentar cadenas montañosas, bosques y lagos. A veces el mundo presentado es acuático, otras tiene la apariencia de estar compuesto por ciudades de luz. Depende de cada persona.
En los primeros viajes el viajero debe abstenerse de tocar ningún elemento. Se limitará a observar los paisajes y animales que se le presenten, pero jamás debe tocarlos hasta que los conozca bien. El mundo interior tiene leyes que deben ser respetadas.

Cambios de Ondas cerebrales
A los 10 minutos el auxiliar dejará de tocar y dará 4 golpes secos en el tambor. Es la señal para regresar. La abertura de salida estará siempre al alcance del viajero con sólo pensar en ella. El auxiliar habrá empezado a tocar con gran rapidez, y este sonido acompañará al alma de regreso al cuerpo físico.
En Estados Unidos existen grabaciones de tambores chamánicos que pueden ayudar a quienes deseen realizar estas experiencias. Dichas grabaciones también pueden ser realizadas por uno mismo, dependiendo de su habilidad en la percusión.
Para comprender cómo se produce el viaje chamánico, o cualquier experiencia de potente visualización debemos entender, aunque sea levemente, el funcionamiento de la mente humana.
Nuestra mente es capaz de producir cuatro tipos de ondas cerebrales :
BETA : (22 a 14 ciclos por segundo). Corresponden al nivel de vigilia, al estado consciente. Bajo los efectos de estas ondas, el cerebro vive en el marco de Tiempo y Espacio habituales. Los sentidos físicos están despiertos y la mente actúa con lógica y razonamiento.
ALFA : (14 a 7 cps). Las ondas alfas se inician en los estados de relajación o sueño ligero. El cuerpo se calma y la mente entra en un estado de bienestar. El diálogo interno mental se reduce y es posible realizar visualizaciones. En alfa, el sentido del tiempo se diluye.
THETA : (7 a 4 cps). En este estado la mente entra en relajación profunda. La imaginería mental se despliega con fuerza al tiempo que el cuerpo se vuelve insensible al dolor. Se pierde el sentido de la corporeidad, del espacio, ya que el cuerpo pierde conciencia de sí. El sentido del tiempo desaparece por completo.
DELTA : (4 a 2 cps). Es el sueño profundo y el nivel en que la mente conecta con la supraconsciencia y el mundo espiritual.
Tanto la toma de sustancias visionarias, como el método de viaje chamánico aquí descrito, provocan en la mente los mismos efectos. Reduciendo el número de ondas cerebrales, se entra en un estado de consciencia más elevado, que generalmente va acompañado de una rica imaginería mental.
Pero ¿Cuál es el origen de los símbolos o imágenes que se observan en estos estados? Seguramente provienen de fuentes diversas, algunas de las cuales pueden ser :
Contenidos subconscientes de nuestra mente. Es decir, elementos relacionados con nuestra infancia, educación, deseos insatisfechos, etc..
Imágenes del inconsciente colectivo. Los mitos, creencias, arquetipos o imágenes que conforman la vida espiritual de la humanidad.
Conexión con otros planos de existencia. Según los chamanes, a través de los viajes psíquicos, el alma humana es capaz de contactar con un mundo tan real como el nuestro, el mundo de los dioses o los espíritus. Estas realidades espirituales estarían situadas en planos paralelos al nuestro, aunque invisibles a la mente racional, planos que sólo pueden ser accesibles en estados de conciencia alterada.